Para algunas personas, la hora de la comida es un auténtico suplicio. Así lo afirma cualquier psicólogo infantil en Gijón experimentado con casos infantiles sobre alimentación. En este caso, no se habla de anorexia, sino de la falta de interés o el rechazo de un niño de entre 1 y 8 años por determinados alimentos. En estos casos, ¿qué se supone que se debería hacer?

Inicialmente, siempre es conveniente consultar con un psicólogo infantil en Gijón. Cada caso es distinto y cada niño tiene un pensamiento muy diferente. Por eso, es clave recurrir a expertos que puedan orientar a resolver las dudas sobre inapetencias infantiles. Pero, a grandes rasgos, se pueden destacar unas premisas.

En sí, la causa de la negación frente a los alimentos o a alguna comida se puede deber a una enfermedad de base o incluso a un problema de la conducta. Si en todo caso hay un problema conductual, suele darse el rechazo a un alimento muy específico. Por ejemplo, destacarte el temido brócoli. Para que puedas entenderlo mejor, piensa si tú te comerías un saltamontes vivo. ¿Verdad que la respuesta sería negativa? En el caso de los niños, ellos pueden llegar a pensar inconscientemente que un alimento puede ser una amenaza o un peligro para ellos, rechazándolo. Por eso, es clave intentar normalizar la situación, haciéndole ver cómo tú o tus familiares se lo comen con total normalidad.

Algo que es muy importante es que no se debería echar la bronca, porque el niño asociará el brócoli con pensamientos y emociones negativas. Es importante que el niño “poco comedor” no se sienta presionado ni sienta que hay amenazas de por medio. Tampoco es bueno chantajear.

Es importante introducir los alimentos de forma progresiva, poco a poco y con formas culinarias que pueda gustarle. Por ejemplo, puedes preparar unos chips horneados de verduras. En Gabinete Psicológico Romero te ayudaremos.