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Publicado: 3 de Junio de 2016
Si tienes Facebook, navegas en internet o lees artículos de crecimiento personal, de sobras conocerás el término psicológico de moda: “gente tóxica”.
Blogs, publicaciones, libros y artículos hablan de este tipo de persona del quehay que alejarse lo más lejos y rápido posible: gente que manipula, envidia, se queja o te roba la energía; gente mandona, agresiva, negativa…
La expresión se utiliza para aquellas personas que de manera continuada manifiestan alguna de estas conductas, pero seamos sinceros: ¿tú nunca manipulas, o eres agresivo, o te quejas? ¿nunca mientes, te comparas o te muestras pesimista, dependiente, egoísta, pesado? Malas noticias: tú también eres una persona tóxica. En realidad, todos lo somos.Unos más, otros menos, algunos hacia adentro, otros hacia afuera, unos de manera más evidente, otros más oculta.
El término “gente tóxica”, en nuestra opinión, en parte ejemplifica el gran mal de nuestra sociedad que como dice Claudio Naranjo, es el poner la mirada afuera en lugar de hacia nuestro interior. ¿A que nunca has oído a nadie decir “soy una persona tóxica!” ?
¡Qué fácil reconocer la toxicidad en los demás y qué complicado hacerlo en uno mismo! Como profesionales lo vemos a diario: al principio de un proceso terapéutico, es muy frecuente que la persona localice la causa de sus problemas fuera de su alcance, responsabilizando a los demás o a las circunstancias de sus propias dificultades: “mi mujer no me hace feliz”, “la gente va a la suya”, “todos los hombres son iguales”…
Cuando usamos esta expresión nos referimos a los demás, cuando en realidad la persona que nos resulta más tóxica de todas somos nosotros mismos. Tutóxico interior te hace mucho más daño que el que cualquiera pueda causarte.Seguir leyendo